XXIV Domingo del Tiempo Ordinario / 24th Sunday of Ordinary Time
“La Eucaristía misma es un lugar de perdón. Durante el Padre Nuestro, la gente reza para que sus pecados sean perdonados al igual que ellos perdonan a los demás - la misma idea que se encuentra en el libro de Siracide y en el Evangelio. Los programas de Los Doce Pasos, el 'amor duro' y los estudios de sistemas disfuncionales, todos se centran en la necesidad de confrontar, pero también están basados en un amor incondicional.
Nunca podra haber suficiente perdón en el mundo. El perdón es el pegamento que mantiene unidas a las comunidades; sin él, las comunidades pueden dividirse en campamentos enemigos, acechándose unos a otros.
El perdón repetido es difícil porque pone en duda la sinceridad del arrepentimiento. Nadie quiere ser engañado o manipulado por la súplica deshonesta de misericordia de otra persona. Sin embargo, incluso esta deshonestidad merece perdón. El recordar los pecados personales ayuda a ser compasivos.”
“The Eucharist itself is a place of forgiveness. During the Our Father, people pray that their sins be forgiven as they forgive others - the very idea found in Sirach and the Gospel reading. Twelve-step programs, 'tough love,' and studies of dysfunctional systems all focus on the need to confront, but they also are rooted in unconditional love.
There can never be enough forgiveness in the world. Forgiveness is the glue that keeps communities together; without it, communities can split into enemy camps, lying in wait for each other.
Repeated forgiveness is difficult because it calls into question the sincerity of repentance. No one wants to be conned or manipulated by another's dishonest plea for mercy. Yet even this dishonesty deserves forgiveness. Remembering personal sinfulness is a way to insure compassion.”